El problema es cuando él que convive contigo, va y viene, en intervalos relativamente pequeños, que hace que tengas que readaptarte, volver a dar espacio en la cama donde te habías habituado a extenderte en diagonal, a ceder tu libertad a cambio de aceptar la del prójimo. En esos caso, el desarrollo de la flexibilidad es todavía mayor, debes, cada cuatro días, volver a aceptar las manías, volver a ceder tu espacio y tu libertad, volver a consensuar lo ya consensuado en un momento anterior... Difícil vida en sociedad....
